¿Qué le gusta a un sacerdote…?

Los niños nunca dejan de asombrarnos y más de una vez aprendemos de ellos, o más bien, Dios nos enseña usándolos a ellos ya que, por no haber manchado su vida con el pecado, reflejan más fácilmente la sabiduría divina y pueden decir en pocas palabras muchas cosas y muy profundas. Esto fue lo que me ocurrió hace unos días cuando al ir a visitar a una familia amiga, ni bien llegar, la dueña de casa me entregó un sencillo dibujo hecho por el mayor de sus hijos, Marcos, a lo cual acompañó el diálogo que tuvo con él antes…