Corazón que busca corazones

Confieso que no me es sencillo escribir sobre el Sagrado Corazón de Jesús, debido a que no se trata de otra cosa que de escribir del amor de Dios por los hombres, y en Dios, sus actos no se distinguen de su ser, por tanto hablar de su amor es hablar de Él mismo, porque Dios es Amor (1Jn 4,8); y para hablar de Dios hay que conocerlo, y para conocerlo hay que amarlo, ya que “El nivel más alto del conocimiento de Dios brota del amor” (Benedicto XVI), y no considero que lo amo lo suficiente como para hablar/escribir…

Leer más…

¿Por qué ser misioneros?

“¡Si se entendiera, si se supiera qué quiere decir misionero, todos querrían serlo!”. Citando esta idea del Beato Paolo Manna, alguien preguntó hace unos días si podría explicarla. Voy a intentar dar una respuesta en esta nueva entrada al blog; tengan en cuenta que no soy un experto en la materia, ni un desgastado misionero en tierras de gentiles. Así y todo creo que algo podemos decir al respecto. Disculpen que arranque bien de “atrás”, pero me parece que vale la pena: partamos por lo que es el Principio y Fundamento en los Ejercicios Espirituales y debe serlo en toda…

Leer más…

¡No entristezcáis al Espíritu!

Entristecer a Dios… Hermoso antropomorfismo el de San Pablo (Ef 4,30), aplicado a lo que nosotros, misteriosamente, podemos producir en el Espíritu Santo de Dios, usando mal nuestra libertad. ¿Cómo evitamos ese “entristecer”, “apagar” o “extinguir”[1] el Espíritu? En primerísimo lugar evitando el pecado, que es lo más contrario a Dios y a nosotros que ha existido, existe y existirá. Hablando del Espíritu Santo, enseñaba San Cirilo de Jerusalén: “Y te ha de dar los dones de toda clase de gracias, si no le contristas por el pecado. Pues está escrito: «No entristezcáis al Espíritu Santo…”[2]. Este “evitar el pecado”…

Leer más…