«¿Qué te importa? Tú, sígueme»
Alguien muy cercano a nosotros solía decir: «El diablo, a quien no puede hacer malo, lo hace tonto». En realidad, la palabra que usaba no era exactamente “tonto”, sino una palabra que se utiliza bastante en Argentina y que, aunque sería mejor no escribirla aquí, en el contexto en que estaba dicha calzaba muy bien y nos daba a entender perfectamente a qué se refería. Y me parece que una manera que tiene el satán –o uno de sus secuaces– de “tontificarnos” es hacernos perder el tiempo… tan valioso como pocas cosas y al que hay que vivir redimiendo, como…