¡Ay del solo!

En un post de principio de año[1], hablando de las cosas que enseña la montaña, destacábamos lo que ayudan esos ámbitos para valorar el trabajo en equipo y, aplicándolo a la vida del alma, decíamos: “No hay ninguna duda de que cierta soledad es necesaria para la vida de oración y de intensa unión con Dios, pero ‘cierta soledad’, porque la soledad total reviste peligros difíciles de superar. Por algo dice la Escritura ¡ay del solo! (Ecc 4,10): en la vida intelectual por ser enseñados, en las decisiones por ser aconsejados, en la prudencia por aprender de lo experimentado por…

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Que sea un hombre

Hay un principio teológico importantísimo en el cual se apoya todo el edificio doctrinal de Santo Tomás de Aquino[1], que reza así: “la gracia no destruye la naturaleza sino que la perfecciona”; o dicho de otro modo “la gracia supone la naturaleza”. Aplicado puntualmente esto a la santidad, podemos citar a Chesterton: “todo santo es hombre antes que santo, y santo puede llegar a serlo cualquier hombre”, y también al P. Hurtado, quien titula estos párrafos sobre la santidad con un “Que sea un hombre”: “Un santo es imposible si no es un hombre; no digo un genio, pero un…

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