El que siempre se ríe… (2)

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quien se encuentra con Jesús”[1]. Esta gran verdad que nos enseña el Papa Francisco, puede, para decirlo de algún modo, “palparse” en un Noviciado. Sigamos entonces con esta característica, la alegría, tan propia de un novicio, pero que según aquel “siempre seré novicio” de San Bernardo, debería ser propio de todo religioso, y más aún, de todo cristiano, como lo decía Chesterton: “La alegría, que era la pequeña publicidad del pagano, se convierte en el gigantesco secreto del cristiano”[2].“La historia de los apóstoles, los primeros religiosos, se abre…

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El que siempre se ríe…

Leyendo, tiempo atrás, un libro sobre los maestros de novicios, encontré una definición que me hizo abrir los ojos con respecto a una de las características de este particular grupo de personas que comienzan con la vida religiosa. La definición, antigua y un tanto jocosa, dice así: “Novicio es el que siempre se ríe y todo lo rompe”, y estaba escrita en un transparente latín: “Novitius est ille semper ridens et omnia rumpens”[1]. Que el novicio “todo lo rompe” era algo para mí por demás sabido, ya que cada “rotura” pide del maestro un acto de paciencia, que no siempre…

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¿Qué nos distingue de ellos?

Muchas veces he pensado y repensado cuáles son las cosas –o mejor cual es la cosa: virtud, actitud, etc.– que nos distingue de los santos, de aquellos ¡hombres de los que no era digno el mundo! (Heb 11, 38). A ellos tenemos que imitar y tener siempre como referentes. Comenzando la Cuaresma, tiempo especial de conversión –o sea tiempo especial de búsqueda de la santidad–, fijar más la mirada en ellos es casi una necesidad; teniendo en cuenta aquello de que “los santos no son los que nunca cayeron, sino los que siempre se levantaron”[1]. Buscando entonces “lo distinto”, he…

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