La Divina Misericordia

En nuestro pensar y meditar sobre Dios, en Dios y para Dios, no debemos olvidar aquello de santo Tomás: “En esta vida tanto más perfectamente conocemos a Dios, cuanto mejor entendemos que sobrepasa toda capacidad intelectual”[1]. Por eso no es aventurado pensar que, si conociésemos más a Dios, lo amaríamos más, e incluso llegaríamos a las locuras de amor de los santos, que no son otra cosa que un conocer más profundo cuánto nos ama el Señor y hacer todo lo posible para devolver “algo” al menos –casi nada en comparación– de tanto bien recibido y hacer lo posible para…

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¿¡Feliz año nuevo!?

Posiblemente nunca antes la humanidad entera ha deseado que el año entrante sea totalmente distinto al que dejamos atrás. Alguien me decía “mejor ni le cuento lo que le diré hoy a las 00.00hs al 2020”, y por las redes han pululado bromas sobre este “terrible” año que pasó y augurios para el entrante. Ahora bien… ¿fue realmente el 2020 un año desastroso, terrible, olvidable, etc., etc.? No me voy a poner a mencionar los motivos por los cuales parecería que la respuesta es “¡obviamente que sí!”; pero me permito plantear otra alternativa de respuesta, ¿por qué? Porque todo depende…

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No hay consuelo…?

Sin duda que la noticia de la aprobación de la ley del aborto en nuestro país, Argentina, de buenas a primeras ha sido un golpe muy duro, capaz de demoler los ánimos más fuertes, sobre todo de aquellos que dejaron alma y vida por la causa. De varios recibí algunas líneas expresando esa tristeza y en lo personal también, por supuesto, no me fue fácil recuperarme (la distancia da cierta impotencia…) Solo quiero con esta reflexión compartir lo que en mi caso fue fuente de consuelo y que quizás a alguien más pueda ayudar. En primerísimo lugar, busquemos a Dios:…

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San Ignacio y la Navidad

“No es posible dejar de ver en la vida de Ignacio una ternura y devoción especialísima al Santo Nacimiento de Jesucristo”[1], comenta en su biografía el P. Casanovas. Una de las pruebas de esto la podemos encontrar en el hecho de que, luego de ser ordenado sacerdote, dilató durante un año y medio la celebración de su primera Misa, con la intención de poder hacerlo en el mismo lugar del nacimiento del Señor. El dato preciso que tenemos es que “Había determinado, después que fuese sacerdote, estar un año sin decir misa, preparándose y rogando a la Virgen que le quisiese…

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ÉL está ahí y ME llama

La presente situación en que nos encontramos a causa del virus, para muchos ha sido una hermosa oportunidad para volver a las cosas esenciales, a todo aquello que es de trascendental importancia en nuestra vida, sin lo cual no podríamos vivir –o no podríamos hacerlo bien y felices– pero que el ajetreo constante de un mundo que no sabía de frenos ni parates, impedía reconocerlo o valorarlo. Muchos, incluso, han podido reencontrarse con “Lo” esencial, o “Él” esencial; como decía Benedicto XVI: “El bien primero y esencial del que tiene necesidad el hombre es la cercanía de Dios mismo”[1]. Y…

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¿Convertido yo?

En Adviento –como en Cuaresma– nuestra madre la Iglesia nos invita de manera especial a la conversión. Convertirse es “cambiar de mente” (metanoia, en griego) que también implica, por supuesto, cambiar el corazón y con ello cambiar nuestros actos y todo lo demás, es decir, se trata de un cambio radical. Pero ¿tengo yo que convertirme? ¿Acaso si estoy leyendo estas líneas no es porque amo a Dios, voy a Misa, etc.? Si tomamos “conversión” según aquello de Isaías (31,6): ¡Convertíos a Aquel de quien os habéis alejado tanto!, probablemente sí, estemos convertidos; pero también “La conversión, en la profundidad…

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El poder sanador de la Eucaristía

“Sólo en la vuelta a Cristo Sacramentado está la salvación”                                               San Perdro Julián Eymard Queridos todos, Les comparto un video que grabé hace unos días a pedido de los «Hijos Reparadores de los sagrados Corazones» para un taller de sanación que están realizando, luego del cual harán los Ejercicios. Les pido, de paso, oraciones por los frutos. Primero el video y debajo el audio por si no tienen buena conexión a Internet. ¡Bendiciones para todos! P. Gustavo…

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Quien cree… ¡se arriesga!

Tiempo Pascual, tiempo propicio para aumentar nuestra fe, ya que la resurrección del Señor es la “verdad culminante de nuestra fe en Cristo, documentada por el Nuevo Testamento, creída y vivida como verdad central por las primeras comunidades cristianas, transmitida como fundamental por la tradición, nunca olvidada por los cristianos verdaderos y hoy muy profundizada, estudiada y predicada como parte esencial del misterio pascual, junto con la cruz”[1]. (Juan Pablo II) Y unos meses después dirá el Santo Padre: “La resurrección confirma la verdad de su misma divinidad (…) En la Resurrección se reveló el hecho de que ‘en Cristo…

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