Retiro virtual de Adviento 2014

Comparto con ustedes un retiro virtual que hicimos a pedido de Catholic.net Son tres meditaciones en video, texto y audio sobre las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Ruego a Dios y la Santísima Virgen les sea de provecho. Por cualquier duda o consulta, puede haciendo clic en «Contáctenos», en la barra superior del blog.     Retiro de Adviento 2014 Introducción en PDF

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Perseverar… después de 9 años

Todos los años, antes de nuestro aniversario sacerdotal, 9 compañeros enviamos a todo el curso un texto sobre el sacerdocio, ya personal, ya de algún santo o sumo pontífice. Este año me tocó escribir el de ayer (2/12) y quería compartirlo con ustedes. De paso me encomiendo a sus oraciones (al igual que a todo el curso), en este día en que cumplimos 9 años de sacerdotes. — PERSEVERAR, DESPUÉS DE 9 AÑOS… Bien sabemos que la perseverancia –final, en la vocación, etc.– es una gracia de Dios, pero esto no quita que Él pueda darnos otras gracias en orden…

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Porque no eres frío ni caliente

Estamos ante una de las frases más fuertes de la Escritura; Jesús, que aparece como el Amén, Testigo fiel y veraz, dice: Porque eres tibio, te vomitaré de mi boca. Copiemos la cita entera para mayor claridad: Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. (Ap 3,15-16) Por frío se entiende obviamente el que está en pecado o lejos de una vida espiritual seria; por caliente, todo lo contrario, quien lleva una vida fervorosa; por tibio, de…

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O tempora, o mores!

Esta exclamación, que podría traducirse como “¡Oh tiempos, oh costumbres!” es del célebre orador Cicerón (106-43 a.C.), quien se indignaba por la decadencia de las costumbres de su tiempo. Cambiando lo que haya que cambiar, esta expresión puede ser aplicada perfectamente a la realidad que nos circunda. No se trata, por supuesto, de un lúgubre e infecundo pesimismo, sino de mantener despierto el Sentido del escándalo, como lo hacía notar, no pocas veces el P. Hurtado, aplicándolo puntualmente al ámbito social: “Este estudio de nuestra doctrina social ha de despertar en nosotros, antes que nada, un sentido social hondo y,…

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¡Por gracia habéis sido salvados!

Siendo aún novicio, el 28 de diciembre de 1999, fiesta de los Santos Inocentes, un sacerdote hizo un breve comentario de cómo estos santos habían llegado a ser tales (¡y mártires además!) sin poner nada de su parte, ya que habían dado la sangre por Cristo faltándoles el uso de razón; y agregó que, en definitiva, todos somos salvados de la misma manera, es decir por gracia, gratuitamente. Aclaró también que si nos parecía que había algo de injusticia en esto, en definitiva no estábamos entendiendo la redención. Efectivamente a mí no me era sencillo en ese momento comprender esa…

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La fuerza de la debilidad

“El poder de Dios que salva”[1] como llamaba Juan Pablo II al Evangelio, ese mensaje que los ángeles ansían contemplar (1Pe 1,12), está plagado de paradojas, o sea, de aparentes contradicciones. Y esto es así porque el Evangelio es la expresión más sublime de la sabiduría Divina, que a tal punto supera la nuestra que parece contradecirla; de ahí aquel, también paradójico, destruiré la sabiduría de los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes (1Cor 1,19). “En el Evangelio está contenida una fundamental paradoja: para encontrar la vida, hay que perder la vida; para nacer, hay que morir; para…

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¡Ay del solo!

En un post de principio de año[1], hablando de las cosas que enseña la montaña, destacábamos lo que ayudan esos ámbitos para valorar el trabajo en equipo y, aplicándolo a la vida del alma, decíamos: “No hay ninguna duda de que cierta soledad es necesaria para la vida de oración y de intensa unión con Dios, pero ‘cierta soledad’, porque la soledad total reviste peligros difíciles de superar. Por algo dice la Escritura ¡ay del solo! (Ecc 4,10): en la vida intelectual por ser enseñados, en las decisiones por ser aconsejados, en la prudencia por aprender de lo experimentado por…

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Que sea un hombre

Hay un principio teológico importantísimo en el cual se apoya todo el edificio doctrinal de Santo Tomás de Aquino[1], que reza así: “la gracia no destruye la naturaleza sino que la perfecciona”; o dicho de otro modo “la gracia supone la naturaleza”. Aplicado puntualmente esto a la santidad, podemos citar a Chesterton: “todo santo es hombre antes que santo, y santo puede llegar a serlo cualquier hombre”, y también al P. Hurtado, quien titula estos párrafos sobre la santidad con un “Que sea un hombre”: “Un santo es imposible si no es un hombre; no digo un genio, pero un…

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Identificando al enemigo

Luego del “quiero ser santo” traducido como “quiero hacer la voluntad de Dios”, es necesario visualizar con claridad al enemigo. Estamos en un combate (Job 7,1), y no hay combate sin adversario, y no hay adversario capaz de ser vencido sino es conocido: “Lo que posibilita a un gobierno inteligente y a un mando militar sabio vencer a los demás y lograr triunfos extraordinarios es la información previa”[1]. (Sun Tzu) Tradicionalmente se conocen tres enemigos de nuestra santidad: el demonio, el mundo y la carne. Ésta es una verdad de perogrullo que no caduca a pesar de los años –en…

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¡Fiat voluntas tua!

Hablábamos en el post anterior del deseo de la santidad, de la importancia de querer realmente alcanzarla y de cómo Dios es el primer interesado en que lleguemos a ella. Podría alguno, sin embargo, quedarse con una idea un tanto vaga de lo que implica llegar a esa meta; decir, entonces, un “sí, quiero ser santo” pero con una idea de la santidad demasiado etérea, volátil, inaferrable y, por tanto –finalmente– inalcanzable. Demos, entonces, un paso más, y digamos con San Juan Pablo Magno “¿Qué es la santidad? Es precisamente la alegría de hacer la Voluntad de Dios”[1]. Este “conformar…

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