¿Cuál es nuestro César?
En el Evangelio de Juan, cuando Pilato intenta liberar a Jesús, los judíos gritan: «Si sueltas a ese, no eres amigo del César… ¡Crucifícale!… No tenemos más rey que el César» (Jn 19, 12-16). El pueblo que se resistía a la dominación pagana, de repente proclama que no tiene otro rey que el César. ¿Por qué? Porque, en el fondo, preferían entregar a Cristo antes que dejarse interpelar por Él. No fue un acto de convicción, sino de conveniencia. No fue fidelidad, sino miedo. No fue humildad, sino soberbia. Y ahí está el problema, cuando uno no quiere aceptar la realeza…











