El martirio como posibilidad real

Antes de tener la gracia de viajar a Fátima[1], tuve otro regalo de la Providencia y fue el poder celebrar a nuestra Patrona, la Virgen de Luján[2], junto con nuestros monjes del Pueyo[3]. El monasterio, ubicado en la cima de una colina, impone su respeto tan solo al contemplarlo… es un lugar que habla del más allá, habla de Dios… A esto hay que agregar, por supuesto, la presencia de nuestros monjes, que reafirman esa idea, ese vivir para “el unum necesarium” que el Señor elogió en María a sus pies en Betania; y también, un detalle no menor: corona…

Leer más…

La amorosa impaciencia

Hace unos días un joven de la parroquia me comentó que estudiaría algo referente a la atención de personas en accidentes múltiples, y si bien es cierto que la especificidad de los estudios se va haciendo cada vez más específica –valga la redundancia– sin embargo, nunca se me hubiera ocurrido que existiera tal especialidad. Por supuesto que no tiene nada de malo y si llegase a accidentarme estaría agradecido de una buena atención. De todos modos, lo que pensé en ese momento es que realmente el mundo está patas para arriba… tanto tiempo, recurso, desgaste, dinero, cursos y mil etcéteras…

Leer más…

La última carta

Viejito querido: entre lágrimas te escribo estas últimas líneas que hace tiempo que vengo pensando enviarte. Lloro lo que no lloré ni en tu enfermedad ni en tu muerte, porque lo que lloro no sé bien lo que es… Cada vez que pensaba en estas líneas lagrimeaba como ahora… lloro de alegría, lloro de agradecimiento, lloro por haber tenido un papá como vos. Agradezco a Dios el no haberte enviado estás líneas mientras estabas entre nosotros, porque estoy seguro que no las ibas a aceptar… como aquella vez, hace algunos años, que te escribí diciéndote que te agradecía porque siendo mi…

Leer más…