El ocaso de la razón

Comienzo pidiendo disculpas porque el título del post le queda un poco grande a estas pobres líneas y a quien las escribe, pero lo elegí porque expresa muy claramente lo que sentí/vi/percibí/pensé luego de dos horas de charla con un joven hace unos días viajando por el norte de mi país, más exactamente desde Santiago del Estero a Tucumán. En honor a la verdad, las palabras que se me vinieron a la mente en esos momentos –y que usé al contar la anécdota– fueron un tanto menos poéticas: “este chico tiene la mente quemada”, que no debe leerse con ningún…