Peregrinación a Fátima – Impresiones…

Por gracia de Dios hemos podido peregrinar con algunos miembros de la familia religiosa a Fátima, para el día de la fiesta de la Virgen. Ha sido una experiencia de esas que dejan huella en el alma y el corazón, y siendo consciente que los regalos del Cielo muchas veces son para compartir, en estas sencillas líneas procedo a hacerlo como mejor me salga.

¿Qué “impresiones” me dejó Fátima? Pongo “impresiones” entre comillas porque no creo que sea la palabra más adecuada y no encuentro otra mejor.

  • Dios y su Señorío sobre la historia

¿Qué hacíamos en ese lugar 200.000 personas, de distintos lugares del mundo, rezando, y haciendo sacrificios? ¿Por qué ese lugar que hace poco más de 100 años no era más que un descampado, ahora está convertido en una ciudad, con un santuario hermoso, que recibe a miles y miles de peregrinos todo el año?

¿Qué pasó? ¿Quién intervino para que eso sucediese? Dios y sólo Dios. Es, como decía San Juan Pablo II, “el misterio de Dios operante en la historia del hombre”[1]. Dios lo quiso, Dios intervino, Dios obró… y el hombre responde libremente a ese obrar de Dios. Al ver ese mar de gente, al ver personas llorando en su devoción, tanta gente caminando de rodillas con no poco sacrificio… al ver, en definitiva, tantos corazones enamorados de Dios en ese lugar, porque Él así lo quiso, una y otra vez pensaba en la primacía absoluta y total del Todopoderoso; meditaba, en definitiva, en que Dios es Dios, y ante lo que fue y es quizás la peor ideología salida de la enferma mente del hombre, el comunismo ateo, Dios no se queda indiferente y muestra de manera contundente que Él maneja los hilos de la historia.

  • Dios tiene una Madre

Y si bien la causa última de todo lo que podía contemplar es Dios, el instrumento escogido para dejar esa huella en la historia fue su Madre. Era sobrecogedor pensar que todos estábamos ahí por Ella… no he tenido una experiencia así en mi vida… Ella y solo Ella… creo que no voy a poder explicarme del todo…

Todos los allí presentes, con nuestras miserias y luchas, con nuestros anhelos y esperanzas, con nuestras cruces, tristezas y alegrías, todos éramos reunidos por una misma fe en la Santísima Virgen María. Fue una manera nueva y distinta de percibir la catolicidad y sentir más profundamente el gran regalo de tener una Madre. Realmente ¡cuánto se pierden los que no conocen y aman a María!

Es difícil de expresar la ternura de una madre[2]… en Fátima pude en algo percibir la Ternura, sí, con “T” mayúscula, de la más cariñosa de las madres a todos y cada uno de sus hijos. Fue como sentir un inmenso abrazo materno que nos arropaba a todos los miles que estábamos allí presentes, sin dejar de sentirlo como algo muy personal, un gesto de cariño de Ella para con cada uno en particular.

  • María nos lleva a Jesús

Si mal no recuerdo es el P. J. Mª Hupperts, en su libro Fundamentos y Práctica de la Vida Mariana, quien enseña que la mejor manera de expresar que Jesús es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, es afirmando que “María es Madre de Dios”.

Es algo que también pude percibir y que, disculpen, tampoco me es fácil expresar… Si estábamos ahí es porque creemos que María es la Madre de Jesús, pero no de un Jesús inventado, de esos que pululan hoy por doquier: ni de un Jesús profeta, aunque sea el más grande de la historia; ni de un Jesús maestro, aunque fuese el mejor e insuperable; ni de un Jesús tan dios como yo, pero que me muestra el camino para llegar a reconocer esa chispa divina que hay en mí; ni mucho menos un Jesús Avatar de la era de Piscis, como afirma la Nueva Era. ¡No, absolutamente no! Estábamos allí por una mujer única e incomparable, por ser lo que repetíamos una y otra vez en el Ave María: la Madre de Dios. Si María no es la Madre de Dios, la Theotokos, es por demás evidente que no nos hubiéramos reunido en ese lugar… Ella es Madre de Jesús y Jesús es Dios; y sí, también es profeta y maestro… y mucho más que eso, es Camino, Verdad y Vida… por la profundísima y sencilla razón de que es Dios hecho hombre.

Pude percibir, entonces, que la Santísima Virgen ayuda de una manera inigualable a mantener pura la fe y fijos los ojos en “Jesús, iniciador y consumador de nuestra fe” (Heb 12,2); y de que no existe una verdadera fe en el Señor Jesús sin fe en la Santísima Trinidad; conmovía ver como ante el canto del “Gloria Patri” al terminar cada misterio del Santo Rosario, miles y miles de cirios se elevaban, levantados por miles y miles de fieles que confesaban la eterna y primera verdad de nuestra fe, que Dios, sin dejar de ser Uno, es una Trinidad de Personas. ¡Ese es Dios! ¡Ese es nuestro Dios! ¡Esa es nuestra fe!

  • La fuerza e importancia del Rosario

Habría que tener el corazón muy de piedra para no conmoverse ante 200.000 personas rezando el Santo Rosario en unos 20 idiomas… Y ese conmoverse lleva de la mano el hecho de divisar de modo nuevo cuán grande y única sea ese “arma” de combate espiritual que María Santísima nos ha regalado.

El P. Agustín Fuentes, Postulador de la Causa de los Santos pastorcitos Francisco y Jacinta Marto, el 26 de diciembre de 1957 entrevistó a Sor Lucía Santos, la única vidente que aún quedaba viva, quien afirmó, entre otras cosas, que “el Rosario es el arma de combate de las batallas espirituales de los últimos tiempos”, y que “Por eso, el demonio hará todo lo posible para distraernos de esta devoción; nos pondrá multitud de pretextos: cansancio, ocupaciones, etc., para que no recemos el Santo Rosario”.

También declaró, en la misma entrevista, que con el Santo Rosario “practicaremos los Santos Mandamientos, aprovecharemos la frecuencia de los Sacramentos, procuraremos cumplir perfectamente nuestros deberes de estado y hacer lo que Dios quiere de cada uno de nosotros”. Y como si fuera poco, sentenció que “No hay problema por más difícil que sea: temporal y, sobre todo, espiritual; sea que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros o a la vida de nuestras familias, del mundo o comunidades religiosas, o a la vida de los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario.

  • El pecado, la reparación y la eternidad

No es posible estar en Fátima y no recordar el mensaje que Dios nos dejó por medio el Ángel de Portugal y de María Santísima. Y no es posible recordar el mensaje y no tener presente, entre otras varias cosas muy importantes también, lo referente al pecado y a la eternidad.

En la segunda aparición del Ángel a los pastorcitos, luego de decirles “¿Qué estáis haciendo? ¡Rezad! ¡Rezad mucho!”, agrega: “De todo lo que pudierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados cuales Él es ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores”. Y en la tercera aparición, antes de darles la Sagrada Comunión, les dice: “Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios”.

La Santísima Virgen María, por su parte, en la primera aparición, el 13 de mayo de 1917, les pregunta: “¿Queréis ofrecer a Dios el soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviarles como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?”.

Y el 13 de julio le dirá: “¡Haced sacrificios por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: ‘Oh, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María’!”. Y también ese mismo día, luego de la visión del infierno, les dice: “Han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores.

El 19 de agosto les pedirá María Santísima: “Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas las almas que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y ruegue por ellas. Y el 13 de octubre, luego de pedirles que continúen rezando el Rosario todos los días, les suplica “¡No ofendáis más a Nuestro Señor, que está ya muy ofendido!.

Y es así como los santos pastorcitos, los mejores intérpretes del mensaje de Fátima, sentían y vivían profundamente estas súplicas del Cielo. En San Francisco Marto penetró más la idea de reparación; copio algunas de sus frases que comentaba a Lucía y a Jacinta, hablando de Jesús y María: “si yo pudiera consolarle”, “me gusta más consolar a Nuestro Señor”, “Estoy pensando en Dios que está muy triste debido a tantos pecados, ¡si yo fuera capaz de darle alegría!”, “si con estos sufrimientos podemos consolarlos, ya quedamos contentos”, “ellos están tan tristes”, “¿estará todavía tan triste?”; “lo ofrezco para consolar al Señor”, “sufro para consolar al Señor”, “ante todo, lo quiero consolar”…

Y en Santa Jacinta, fue más la visión del infierno lo que la impresionó; comenta Sor Lucía en sus Memorias:

“Con frecuencia se sentaba en el suelo o en alguna piedra y, pensativa, comenzaba a decir:

–¡El infierno! ¡El infierno! ¡Qué pena tengo de las almas que van al infierno! ¡Y las personas que, estando allí vivas, arden como leña en el fuego!

Y, asustada, se ponía de rodillas, y con las manos juntas, rezaba las oraciones que Nuestra Señora le había enseñado:

–¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a aquellas que más lo necesitan!

Y permanecía así, durante largo tiempo, de rodillas, repitiendo la misma oración. De vez en cuando me llamaba a mí o a su hermano (como si despertara de un sueño):

–Francisco, Francisco, ¿vosotros rezáis conmigo? Es preciso rezar mucho, para librar a las almas del infierno. ¡Van para allá tantas!, ¡tantas!”

Y hace esta reflexión que puede sernos de mucho provecho: “Algunas personas, incluso piadosas, no quieren hablar a los niños pequeños sobre el infierno, para no asustarlos; sin embargo, Dios no dudó de mostrarlo a tres y una de ellas contando apenas seis años; y Él sabía que había de horrorizarse hasta el punto de, casi me atrevería a decirlo, morirse de susto”.

Conociendo este mensaje, estar en Fátima y pedir mayor conciencia del pecado y más celo por la salvación de las almas, es una misma cosa.

  • Esperanza y coherencia

Por último, tantos miles de personas unidas en ferviente oración, sin escatimar sacrificios, anima a pensar que no todo está perdido, que hay más fe de la que creemos, que María Santísima no puede no dar oídos y atender tantas súplicas de sus hijos.

Y también me daba para pensar que si al menos un puñado de los que estábamos allí viviésemos el Evangelio con la coherencia necesaria, es decir, siguiendo el ejemplo de los pastorcitos que estaban dispuestos a cualquier sacrificio, incluida la cárcel y la muerte, antes que desobedecer a la Madre de Dios en su pedido que no revelasen el secreto, el mundo sería otro en poco tiempo… María Santísima nos pide a todos como en Caná… “haced lo que Él os diga”…

 

Termino con unos inspirados elogios de San Anselmo, que la Providencia quiso que fuese el oficio de lectura de la liturgia de las horas ese 13 de mayo:

“Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo mediante María; y, de este modo, volvió a hacer todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada no quiso rehacer sin María lo que había sido manchado. Dios es, pues, el padre de las cosas creadas; y María es la madre de las cosas recreadas. Dios es el padre a quien se debe la constitución del mundo; y María es la madre a quien se debe su restauración. Pues Dios engendró a aquel por quien todo fue hecho; y María dio a luz a aquel por quien todo fue salvado. Dios engendró a aquel sin el cual nada existe; y María dio a luz a aquel sin el cual nada subsiste. ¡Verdaderamente el Señor está contigo, puesto que ha hecho que toda criatura te debiera tanto como a él!”

Hemos pasado días realmente inolvidables. Fuimos a Fátima a pedir más vocaciones para nuestra familia religiosa del Verbo Encarnado, más vocaciones que puedan experimentar el inestimable amor de nuestra Madre del Cielo y el grandísimo regalo de tener una familia religiosa como la que tenemos….

  • Fotos de la peregrinación: Aquí

 

[1] Dominum et vivificantem, 6

[2] Algo traté de expresar tiempo atrás en estas líneas: ¿Qué quiere decir “mamá”?

 

6 comentarios:

  1. Ana Miriam Cardenas

    ¡Que hermosas líneas (como siempre) nos comparte, Padre! Bellas las fotos, y el articulo, un regalo tierno, lleno de esperanza y confianza, que nos incita a perseverar en el amor y acrecentar la devoción a Nuestra Madre del Cielo. Gracias, Padre, Dios le bendiga.

  2. Elba Seminario

    Un pedazo de Cielo en la Tierra,… Gracias Dios por nuestra Madre,… Gracias Madre me acercas con toda Confianza a Jesús…
    Gracias P. Gustavo, necesitamos creer y confiar siempre, María nos lleva a Jesús… y como Madre quiere que Todos sus hijos nos salvemos

  3. Susana Gargano

    Felicitaciones Padre Lombardo! Una experiencia inolvidable y una gran caricia a su alma sacerdotal de nuestra Nadre María!!

  4. Hermosas fotos, bellísimas exhortaciones, mil gracias padre Gustavo por compartir!!!

  5. Rosario Camacho Galindo

    Padre Lombardo, mil gracias, se imagina que una fiel Devota de la Santísima Virgen de Fátima, como yo a miles de kilómetros de distancia, desde Tampico, Tam. MÉXICO,,gracias a usted pueda conocer esos lugares Santos.
    Pido a Dios, lo cuide, y lo proteja, en su Santa Vocación de Sacerdote.
    Mi respeto y admiración.
    Ma. Del Rosario Camacho

  6. Deyanira Pérez

    Padre Gustavo AVE MARÍA y adelante
    Ese es el envío que nos da en cada encuentro que nos da.
    Dios le bendiga siempre 💓 su santa vída
    Mi gran sacerdote felicitaciones por su santo apostolado admira total 💓🤗🤗🙏👏👍👍👍👍

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