La fuerza de la debilidad

“El poder de Dios que salva”[1] como llamaba Juan Pablo II al Evangelio, ese mensaje que los ángeles ansían contemplar (1Pe 1,12), está plagado de paradojas, o sea, de aparentes contradicciones. Y esto es así porque el Evangelio es la expresión más sublime de la sabiduría Divina, que a tal punto supera la nuestra que parece contradecirla; de ahí aquel, también paradójico, destruiré la sabiduría de los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes (1Cor 1,19).

“En el Evangelio está contenida una fundamental paradoja: para encontrar la vida, hay que perder la vida; para nacer, hay que morir; para salvarse, hay que cargar con la Cruz. Ésta es la verdad esencial del Evangelio, que siempre y en todas partes chocará contra la protesta del hombre[2]”. (Juan Pablo II)

Una de las paradojas que siempre me ha llamado la atención es aquella de San Pablo: cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte (2Cor 12,10). Lo que está diciendo el apóstol de los gentiles es que en la medida que reconoce su flaqueza, en esa misma medida actúa en él la fuerza de lo alto.

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Esta verdad supone aquella otra de que nada podemos, en el orden sobrenatural, sin el auxilio de Dios y, además, que todo lo bueno que tenemos del mismo Dios procede.

En cuanto a esa total dependencia, podría leerse con mucho fruto el capítulo 15 del evangelio de San Juan donde Nuestro Señor, con diáfana claridad y adaptándose a nuestro sencillo modo de entender, nos muestra cómo nosotros somos los sarmientos (las ramas) y Él la vid (el árbol) y así como las ramas no pueden vivir fuera del árbol, tampoco nosotros podemos vivir –menos obrar– sin Él. Y por si nos quedase alguna duda, al interpretar el texto, con frase lapidaria y concisa afirma: sin mi nada podéis hacer (Jn 15,5), donde “nada” significa “nada”… o sea, carencia absoluta, negación total, imposibilidad omniabarcante, inaptitud suprema… and so on.

Y con respecto a que todo lo bueno que tenemos viene de Dios, digamos con el mismo San Pablo: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido? (1Cor 4,7) y agreguemos: Si alguno piensa que es algo, se engaña, pues nada es (Gal 6,3). De ahí que, a pesar de sus grandiosas obras se supiera siervo inútil (Lc 17,10) y vasija de barro (2Cor 4,7), y afirmara por la gracia de Dios soy lo que soy (1Cor 15,10).

Santo Tomás, hablando de la virtud de la humildad dirá:

“Pueden considerarse, en el hombre, dos cosas: lo que es de Dios y lo que es del hombre. Es del hombre todo lo defectuoso, mientras que es de Dios todo lo perteneciente a la salvación y a la perfección[3].

Ya hablamos en un post anterior[4] sobre la importancia de la virtud de la humildad, pero no creo que venga mal escribir algunas líneas más sobre algo tan fundamental:

“La humildad es nuestra perfección”[5]. (San Agustín)

“El progreso del alma se identifica con el progreso en la humildad”. (San Benito)

“La humildad es la que lo alcanza todo”[6]. “Progresará rápidamente el que tiene mucha humildad[7]”. (Santa Teresa de Jesús)

“Dios para prendarse de un alma, no se fija en su grandeza, sino en la profundidad de su humildad y en lo despreciada que está”. (San Juan de la Cruz)

“Si me preguntares cuál es el camino del cielo, responderte he que la humildad: y si tercera vez, responderte he lo mismo; y si mil veces me lo preguntares, mil veces te responderé que no hay otro camino sino la humildad” [8]. (San Agustín)

A lo que tenemos que apuntar, en definitiva, es a acercarnos a un auto-conocimiento lo más parecido al que Dios tiene de nosotros, del cual dice San Pablo, hablando del cielo: conoceré como soy conocido (1Cor 13,12). ¡En esto consiste nuestra fuerza! “La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez”, decía Blaise Pascal.

Para llegar a esto habrá, sin duda, muchos caminos y modos, pero quería destacar puntualmente cuatro:

En primer lugar pedir y suplicar con insistencia[9] a Dios que nos dé esa gracia. Como solía repetir a manera de jaculatoria San Agustín: “Señor, que me conozca y que os conozca”. El último santo en ser nombrado doctor de la Iglesia nos enseña:

 “Y sea lo primero pedirla con perseverancia al Dador de todos los bienes, porque esta humildad es un muy particular don suyo que a sus escogidos da. Y aún el conocer que es don de Dios no es poca merced. Los tentados de soberbia conocen bien que no hay cosa más lejos de nuestras fuerzas que esta verdadera y profunda humildad, y que muchas veces acaece, con los remedios que ellos ponen para alcanzarla, huir ella más; y aun del mismo humillarse suele nacer su contrario, que es la soberbia”[10]. (San Juan de Ávila)

Prueba de que el doctor en cuestión pidió y alcanzó esta virtud, además del “san” que ponemos antes de su nombre, es uno de sus últimos diálogos; lo cuenta San Alfonso María de Ligorio:

“El venerable Juan de Ávila, que llevó desde su más tierna juventud una santa vida, hallándose en el lecho de la muerte, el sacerdote que le asistía le iba diciendo cosas sublimes, le trataba como santo y como un distinguido sabio; mas el venerable Padre de Ávila le dijo: ‘Yo os ruego, padre mío, que me hagáis la recomendación del alma como se hace a un malhechor condenado a muerte, pues yo no soy otra cosa”[11].

En segundo término, no es poco importante hacer lo de San Pablo. El apóstol comienza aclarando que si bien ha recibido muchos dones de Dios, en cuanto a mí, solo me gloriaré de mis flaquezas (1Cor 12,5) por cuanto no son suyos, sino de Dios.

Ejemplo claro: cuando se refiere a uno de esos dones -quizás no dado a otro mortal en toda la historia como es el ser arrebatado hasta el tercer cielo–, hace de cuenta que se trata de otra persona.

A renglón seguido aclara que para que no se ensoberbezca, le ha sido dado un aguijón a su carne. Si bien no es seguro a qué se está refiriendo, una de las interpretaciones posibles es aplicar esto a la debilidad de la carne en cuanto inclinada al pecado luego de la culpa original, el conocido “fomes peccati”[12]. Tres veces pidió al Señor que lo liberara y Él le respondió: Te basta mi gracia, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza (v. 9).

El apóstol tenía tentaciones y de ellas tomaba fuerzas, las fuerzas del Señor. Nosotros, que también las tenemos –y que podemos agregar probable y lamentablemente también pecados a esas tentaciones–, debemos hacer lo mismo. A la par de hacer todo lo que esté de nuestra parte para no ofender a Dios, tenemos que hacer como San Pablo quien, luego de recibir esa revelación, con más fuerza se apoya en su “nada”: con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas (v. 9). Apoyarse en “nada” es contradictorio… sí, paradójico.

Sucede que nuestra “nada” es lo único que tenemos, y por tanto, es la dura pero hermosa realidad. Dura porque no es para nada fácil digerir lo que somos; hermosa en cuanto que es real y, por el hecho de serlo, es mucho más bella que lo que no existe (o existe sólo en la imaginación).

Afirmarnos ahí, en esa especie de “no-ser”, es la única manera de vivir según lo que somos y permitir así que sea el Señor quien con su amor nos sostenga, quien pelee por nosotros y quien nos dé la victoria. Y notemos que lo primero es condición de lo segundo… con sumo gusto –dice el apóstol– seguiré gloriándome de mis flaquezas para que habite en mí la fuerza de Cristo. Podríamos decirlo al revés: “si no me glorío de mis flaquezas, no habitará en mi la fuerza de Cristo”; o sea, si creo que puedo algo por mí mismo, no podré absolutamente nada…

“Cuando tú deseabas poder por tus solas fuerzas, Dios te ha hecho débil, para darte su propio poder, porque tú no eres más que debilidad”[13]. (San Agustín)

Y no dejemos de notar que no sólo se trata de reconocer nuestra debilidad, sino de gloriarnos, jactarnos, “enorgullecernos” (entiéndase bien), y todo eso, no así nomás, sino con sumo gusto, y complaciéndonos, alegrándonos… ¿quién puede llegar hasta tales fondos de su propia insignificancia y reaccionar así? Solo el humilde… o mejor, el muy humilde. Aquel que llegó a hacer suyo el consejo de Santa Teresita: “Amad vuestra pequeñez”.

“No me acuerdo haberme hecho (el Señor) merced muy señalada, de las que adelante diré, que no sea estando deshecha de verme tan ruin”[14]. (Santa Teresa)

“Cuanto más afligida, despojada y humillada profundamente está el alma, más conquista, con la pureza, la capacidad para las alturas. La elevación de la que se hace capaz se mide por la profundidad del abismo en la que tiene sus raíces y sus cimientos”[15]. (Santa Ángela de Foligno)

“Cuando el hombre considera en el fondo de sí mismo, con ojos encendidos de amor, la inmensidad de Dios… cuando el hombre, al volver en seguida su mirada hacia sí mismo, cuenta sus atentados contra el inmenso y fiel Señor… no conoce desprecio suficientemente profundo para darse satisfacción… Cae en un asombro extraño, asombro de no poder despreciarse con suficiente profundidad… Se resigna entonces a la voluntad de Dios… y, en su abnegación íntima, encuentra la verdadera paz, invencible y perfecta, la que nada turbará. Porque se ha precipitado en un abismo tal que nadie irá a buscarle allí… Me parece, a pesar de ello, que estar sumergido en la humildad es estar sumergido en Dios, porque Dios es el fondo del abismo, por encima y debajo de todo, supremo en altura y supremo en profundidad; porque la humildad, como la caridad, es capaz de crecer siempre… La humildad es de tal valor, que alcanza las cosas más elevadas para enseñarlas; consigue y posee lo, que no logra la palabra”[16]. (Beato Juan Ruysbroeck)

En tercer lugar, y desprendiéndolo de lo anterior, yo colocaría la misericordia. Creo que uno de los mayores dones que Dios puede darnos, es decir, una de las mercedes más exquisitas de Su misericordia, es nuestro propio conocimiento. Y ¡¿qué mejor que la misericordia para hallar misericordia?! Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mt 5,7). En este sentido agradezco a Dios y a mis superiores, darme la oportunidad de vivir en un hogar de discapacitados[17] (estoy aquí hace un mes) y pido al Señor me enseñe a ser misericordioso con estos sus representantes, y tenga así también Él misericordia de mí.

De todos modos, no hace falta vivir en un hogar de discapacitados para tener misericordia de los demás; a cada paso hay quienes pueden ser objeto de nuestra misericordia. Como decía el P. Hurtado: «Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás, todas las miserias se darán cita en su puerta».

Por último, como poniendo nuestro grano de arena, tratemos de hacer un plan de trabajo vs. la soberbia. Como decía el Beato Allamano: “Cuando no sabéis sobre qué hacer el examen de conciencia particular, nunca os equivocaréis si lo hacéis sobre la humildad o sobre la soberbia”[18].

En el libro El examen particular de conciencia y el defecto dominante de la personalidad, el P. Miguel Fuentes trae un ejemplo de este trabajo, que puede iluminar mucho (clic aquí para leerlo).

El beato Ruysbroeck, luego de decir que nuestros pecados son fuentes de humildad, agrega este lúcido párrafo que hacemos nuestro para terminar, como siempre, nombrándoLa y alabándoLa:

“Nuestros pecados… se convierten para nosotros en fuentes de humildad y de amor. Pero es importante no ignorar una fuente de humildad mucho más elevada que ésta. La Virgen María, concebida sin pecado, tiene una humildad más sublime que Magdalena. Ésta fue perdonada; aquélla estuvo sin mancha. Ahora bien, esta inmunidad absoluta, más sublime que todo perdón, hizo subir de la tierra al cielo una acción de gracias más excelsa que la conversión de Magdalena”[19].

Que Ella, la ancillae Domini, nos alcance la Gracia del conocimiento propio.

 

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Lectura recomendada

  • Benedicto XVI, Audiencia general, miércoles 13 de junio de 2012. Comentario al cap. 12 de la Segunda Carta a los Corintios. (Ver Aquí)
  • Miguel Ángel Contreras C., Conocerse a sí mismo. (Ver Aquí)

Ver todas las lecturas recomendadas, AQUÍ.

 

[1] Juan Pablo II, Jornada Mundial de la Juventud, Toronto 2002, 28/7.

[2] Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la Esperanza, PLAZA & JANES, Chile (19942), p. 117.

[3] Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II 141,3.

[4] ¿Qué nos distingue de ellos?

[5]  San Agustín, In Psalmo XXX, 14.

[6] Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, cap. XXXIV.

[7] Santa Teresa de Jesús – Castillo, 3º morada, cap. II.

[8] Citado por San Juan de Ávila, Audi filia, cap. 63.

[9] Pueden servir a estos fines, las Letanías de la humildad del Cardenal Merry del Val.

[10] San Juan de Ávila, Audi filia, 64.

[11] San Alfonso María de Ligorio, Prácticas de Amor a Jesucristo, cap. XI: ‘Charitas non inflatur’

[12] “En 2 Cor 12,9 se dice: La virtud se perfecciona en la flaqueza; y se habla de la flaqueza del ‘fomes’, a causa de la cual sufría el Apóstol el aguijón de la carne (v.7)”. Santo Tomás, Suma Teológica, III, 27, arg 3.

[13] San Agustín, Confesiones, 19, 5.

[14] Vida 22, 11.

[15] Santa Ángela de Foligno, trad. de Helio, c. 19.

[16] Ruysbroeck; trad. francesa de Helio, libro III, La Humildad.

[17] Hogar “Sagrado Corazón”

[18] Citado en: Miguel Á. Fuentes, Naturaleza y educación de la humildad, Ediciones del Verbo Encarnado, San Rafael, 2010, p. 5.

[19] Ibid., libro IV, Inocencia y arrepentimiento.

30 comentarios:

  1. Brisa María gonzalez

    De nuevo Padre Gustavo, muchas gracias por este hermoso e importantísimo tema. Fundamental para nuestra salvación. Gracias a por su esfuerzo y trabajo; por la citas bíblicas y de santos que son para meditarlas mucho. Gracias por su preocupación por nuestro crecimiento con este hermosos apostolado.
    La humildad!!!! Padre, que difícil alcanzarla, al menos para mí. No hay día en que no sienta alguna satisfacción por algo realizado, soy neuróloga…Luego recuerdo que todo lo bien hecho de El proviene, pero ya caí…
    Sí padre, cuesta trabajo despreciarse con suficiente profundidad!!!
    Que Dios me ayude en este camino a la humildad que tanto deseo y tan difícil me resulta…

    Dios le bendiga y nuestra Madre Santísima lo cubra siempre con su manto.
    Que Dios lo haga un Santo.

  2. P. Gustavo Lombardo, IVE

    Qué bueno le haya servido, Brisa!
    Aunque no es fácil el equilibrio, creo que se puede uno satisfacer de algo hecho bien sin caer en ninguna falta, de lo contrario nos quedaríamos por ej. sin «el placer/la alegría del deber cumplido» que es algo, de suyo, muy bueno. San Pablo mismo se alegra mucho de la fe y perseverancia de la gente de las iglesias que él ha fundado, y bien sabe que mucho tiene que ver en eso ya que les dice incluso que tienen un solo padre, que es él, pues los ha engendrado en la fe; pero también sabe que eso es obra de la gracia… como decía, difícil equilibrio pero hay que buscarlo con mucha paz.
    Bendiciones!

  3. Considero que en nuestro intento de caminar en la vida, la misericordia prometida de Dios nos enseña que “Cuando tú deseabas poder por tus solas fuerzas, Dios te ha hecho débil, para darte su propio poder, porque tú no eres más que debilidad” al poder reconocer esta verdad divina, desde el corazón y la razón, podemos reconocemos débiles absolutos, débiles dependientes y necesitados de Dios, hasta el extremo; recién ahí comprendemos y tratamos de «digerir la nada que somos» y comprendemos hasta nos conviene dejar de ser nosotros mismos (mediocres y mundanos) para que Dios sea en nuestras vidas.
    Dejarnos vencer en Dios, es el fruto de la humildad santa. Y Dios es tan Dios solo él nos de su propia fuerza para caminar, caminar protegidos, de su mano, con su amor, en fe, como si camináramos con los ojos vendados, “para servir”.
    Padre Gustavo le pido a mí queridísimo y maestro “Don Orione” lo guíe, ilumine, acompañe y le comparta una nueva unción en Jesús y María. “El Pequeño Cottolengo de la Divina Providencia – Claypole” en mi 2do. hogar y le puedo asegurar que mis chicos son los que más han practicado en mí “la misericordia” ellos se convertirán en su maestro, cuando encuentre a Jesús en cada uno de ellos. Todo es grande cuando es grande el corazón que lo da. Ave María y Adelante.-

  4. Elizabet Sanchez Montoya

    Mil bendiciones P.Gustavo. sus reflexiones son muy profundas de verdad tienen un contenido que nos hace pensar en lo que realmente somos y debemos hacer para la gloria de DIOS.Porque solo a EL le pertenece todo, la mejor modelo a seguir siempre sera nuestra madre la SANTISIMA VIRGEN MARIA que sirvio e inspiro a tantos de nuestros santos. De nuevo muchas gracias y bendiciones

  5. padre que padre conocerle y mas recibir sus consejos y enseñanzas este tema me llego al fondo de mi espiritu me toco al grado de llenarme de ESPIRITU SANTO gracias gracias y mil gracias RICARDO ARTIGAS ROJO GRUPO ESPIRITU SANTO RCCES LMS MEXICO

  6. Yliana Takeda de Shimizu

    Una vez más damos gracias a Dios, quien está a nuestro lado, nos escucha y nos instruye a través de Ud. Padre Lombardo como preservar en nuestro caminar diario siempre de la mano de Jesús y María.
    Aprendí a decir que todo lo bueno que yo pueda dar viene de Dios y todo mis debilidades y flaquezas son mías, ahora ya se que es una enseñanza de Santo Tomás de Aquino.
    También aprendí que nuestra soberbia es el pecado que más lástima a Dios por eso cuando rezó el rosario al Sagrado Corazon nuestras peticiones en cada uno de los cinco misterios son la Humildad, la Caridad Fraterna, la Pobreza Espiritual, la Obediencia y la Aceptación a la Voluntad de Dios; y no se imagina como me ayuda.
    Esta semana cancelamos nuestras pequeñas vacaciones de otoño debido al tifón que se presentó en Japón. Y fue un excelente ejemplo para enseñarle a mi hijo de 10 años y a mi esposo japonés y budista que «Todo depende de Dios», no de nosotros por más que mi esposo hizo grandes esfuerzos por conseguir las reservas.
    La experiencia y sus enseñanzas Padre Lombardo nos fortalecen y nos ayudan a construir nuestra casa sobre la roca segura basadas en las enseñanzas Jesucristo y nuestra Iglesia Catolica.
    ¡Qué nuestro Señor Jesucristo en brazos de su Santísima Madre lo proteja y lo colme de bendiciones¡

  7. !Como lucho padre Gustavo! por obtener el ‘no-ser’ y permitir que el Señor sea quien me sostenga,pero como usted nos recuerda es la dura pero hermosa realidad y saber que la debilidad que habita en mi es la fuerza de Cristo,en Cristo y para la gloria de El. Hago mias las palabras de San Agustin cuando nos enseña que si mil veces le preguntan,mil veces responde que el camino al cielo es la humildad.Guao que verdad tan potente! Como usted bien dice el Evangelio esta plagado de paradojas, si paradojas salvadoras! y con un Espiritu de amor y entendimiento podemos aplicarlas en nuestra vida,como por ejemplo convertir mi poca humildad en la fuerza de mi debilidad.!Lucho a diario por eso padre Gustavo! Pero gracias a Dios El nos da los medios para nuestra Salvacion.Gracias padre!!!

  8. gabriela ríos salgado

    Gracias Padre Lombardo, ya extrañaba la publicación de su blog, que como siempre resulta iluminador.
    Con este tema me confirma que como seres humanos somos frágiles y que sólo con la fuerza de Dios podemos siempre salir adelante, que es necesario reconocerse limitado para pedir ayuda y que para pedirla se requiere humildad.
    Diariamente pido en mi rosario para que Usted sea un sacerdote santo, en verdad Padre aunque no tengo el gusto de conocerlo en persona le tengo un gran cariño y respeto.
    ¡felicidades por su compromiso en su vocación!, es algo que agradezco mucho a Dios.

  9. P.Gustavo
    Gracias por este texto, me vino muy bien. ¡Humildad!, que difícil de alcanzar, sobre todo con lo limitada que soy. Sólo puedo pedir a María Santísima que me ayude a tratar de conquistar esta gracia, que encuentre en mi camino personas como Ud. que me impulsan y me ayudan a acercarme cada día más a Dios
    grs, mirta

  10. INICIE ESTA LECTURA DEL ARTICULO POR LA FOTO DE LA MANO QUE RECIBE…Y BUSCANDO QUE SIGNIFICA? Encontre tanta sabiduria, sencilla y sobre todo con palabras de la iglesia… de los santos. Pero lo que mas me toca fue su respuesta frente a su nueva vida en el hogar de discapacitados. Gracias porque este articulo ilumino mi dia..y lo voy a compartir con un grupo que tenemos el proximo 26 de octubre un dia de desierto preparandonos para la salida de este tiempo a la espera del mayor..el adviento. Gracias..Que Dios lo siga colmando de gracias abundantes para mejor amar y servirle

  11. Muchas gracias P. Gustavo , por las lecturas que nos envía, me llevan a un compromiso en mi vida , a estar más unida a Dios, que de El dependo, y él me ayuda a hacer en cada caso lo que tengo que hacer, a ayudar a los demás en la medida de mis posibilidades, lo mismo que también siento yo la necesidad que otros me animen y ayuden cuando me hace falta. Yo sola soy una persona muy limitada, pero los que están a mi alrededor , Dios y la Virgen María hacen que yo lleve adelante, lo que tengo encomendado y propuesto, y me salga bien. Estoy también ,ya cerca de un año en un centro de educación especial, y estas personas me proporcionan la alegría de vivir, son unas personas agradecidas, aunque algunas de ellas, no saben hablar ,ni pueden hacer nada, pero a su manera te demuestran cariño y agradecimiento cuando les haces lo que ellas necesitan. Me dan ejemplo.
    Que Dios lo siga bendiciendo, para que nos siga enviando escritos para reflexionar.
    Isabel

  12. Hola Padre Lombardo: Siempre le daré gracias a usted y a todo el equipo Ive, por esta pagina tan maravillosa que cada dia me ayuda a encontrarme con Dios y la santisima virgen , gracias por sus oraciones , se que estan haciendo efecto en mi, todo los dias reviso mi diario vivir, y ahora estoy meditando sobre este texto de la humildad, haber como esta la mia. Bendigame , gracias, un saludo en Jesús y Maria.
    Hasta pronto.
    Evarista Alcalá.
    17-10-2014

  13. Padre Lombardo; nuevamente ha tocado mi corazón con sus palabras…pero lo que mas me gusto; es que me haya hecho recordar a los niños del hogar de Paine, no sabe cómo me gustaría visitarlos, darles un beso y un abrazo a cada uno de ellos. Les he conocido en un bingo y luego les he seguido en YouTube, recuerdo una hermosa y emocionante representación navideña que ellos protagonizaron. Cuando les vi por primera vez, pensé que me parecía un poco a ellos…todos o casi todos, teníamos problemas para caminar; sin embargo ellos no acusaban golpe, como tampoco acuse golpe cuando a uno de ellos se le ocurrió adularme, levantándome la moral un poco caída por los años, diciéndome que era linda, en fin no hay que contradecir a un angelito ni tampoco menospreciarse tanto sin peligro de llegar a pecar en contra de Dios (ja,ja,ja). En Fin, nada inteligente puedo agregar que ya no se haya dicho antes, solo que esta «nada» es infinitamente amada y ese amor le da un valor agregado a mi ser, un plus, o sea soy una «nada+plus» por lo que matemáticamente sólo queda el plus, un plus que transforma mi interior de gloria en gloria y que me advierte que de nada me puedo gloriar sino de Jesús, Hijo de Dios crucificado.

  14. Por favor donde puedo conseguir el libro de la trampa rota P fuentes gracias, vivo en Bogotá, colombia

  15. ana maria estrella arce.

    Padre Gustavo, muchas gracias por todo lo que nos comunica, bajo la inspiración de Nuestro Padre Dios. Tendré muy presente, que en la medida que reconozca mi debilidad, en esa misma medida actúa en mi la fuerza de nuestro Padre, quien no se fija en la grandeza de nuestra alma, sino en lo profundo de su humildad.Como nos recomienda San Juan de Avila, pediré con perseverancia a nuestro Padre Dios y a nuestra Madre Marìa, que interceda por todos los que deseamos alcanzar ese don muy particular de la humildad y también el don de la misericordia .
    Dios y nuestra Madre Marìa Santísima lo bendigan.
    Me encomiendo a sus oraciones.

  16. P. Gustavo Lombardo, IVE

    Lo puede descargar de aquí: http://www.teologoresponde.org/terapia-de-adiccion-sexual/
    Bendiciones!

  17. Querido Padre Gustavo. Hermosa y luminosa su reflexión, sobre un tema tan profundo y esencial de nuestro frágil corazón humano. Me gustó mucho el resumen de las máximas de algunos santos sobre la humildad, son para meditarlas en profundidad. Me ayudó mucho el que proponga un camino para intentar conseguir la humildad de corazón, de tantos que seguro habrá como Ud. dice. “Qué desafío” para el hombre de hoy, del hombre del siglo XXI, tan egocéntrico, individualista, materialista,. . .

    Me llegó al corazón su reflexión en esa parte que escribe: “. . . dice el apóstol– seguiré gloriándome de mis flaquezas para que habite en mí la fuerza de Cristo. Podríamos decirlo al revés: “si no me glorío de mis flaquezas, no habitará en mi la fuerza de Cristo”; o sea, si creo que puedo algo por mí mismo, no podré absolutamente nada…”.

    Que hermosa revelación, porque es muy difícil de interpretar, es más antes no podía entenderla. Padre Gustavo, me llegó así: cuando creemos que algo lo podemos hacer por nosotros mismos, en ese momento “perdimos”, pues nos la creemos, y estamos asumiendo que sin Dios también se puede hacer. Y si no sólo esa cosa podemos hacer sin Dios, sino que “todo” lo podemos hacer sin Él, entonces en ese momento caímos en la tentación de la soberbia – liquidados-. Pero si tenemos bien en claro, grabado, que somos absolutamente débiles, precarios, que no somos “Yo Daniel” el ombligo del mundo, y que dentro de la creación somos un granito de barro insignificante; entonces siempre estaremos necesitados de la ayuda, auxilio, fuerza y gracia de Dios. Entendí que no somos nada y a la vez todo para Dios. Si esto queda grabado en mi corazón y en mi conciencia, entonces siempre El estará presente en mí, en cada pensamiento, sentimiento y acción –queda atrapado en mí, preso-. Ojalá Padre algún día, podamos dejar permanentemente preso a Jesús (como dice Pablo) dentro de nosotros y podamos decir con mucha alegría y gozo, “ya no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mi (Ga 2,20). Qué hermoso, gracias Padre Gustavo.

    Que Dios lo siga haciendo un santo como El quiere, y rezo para que no se las crea :-)).

    Daniel

  18. P. Gustavo Lombardo, IVE

    Muy buen comentario, Daniel, muchas gracias!

  19. Claro que esto emociona …. si nos vemos así…el Señor nos dará sus mejores dones.!!!!

  20. Queridos hermanos en Cristo y María:

    Se ha inundado mi interior de alegría no sólo de leer el artículo del Padre Lombardo sobre la humildad sino el poder alimentarme en internet de lo espiritual, y experimentar la grandeza de Dios, que en un mundo que esta lleno de narcisirmo, egocentrismo y todo se basa en la vanidad y culto a uno mismo, de pronto Dios en su misericordia nos alimenta con la verdad sabiendo que EL ES TODO y nosotros nada, y que morir a nosostros mismos es fuente de ganancia porque es el camino para tener el todo JESUS.
    Estas reflexiones han iluminado hoy mi alma, gracias por todos los que hacen este blog de internet

    Ruth Beckert
    Alemania

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  29. Agustina Jacob

    Muchas Gracias Padre Lombardo, yo inicié los ejercicios el 01 de enero, y voy muy animada haciendo cada día los mismos. Es un regalo de Dios para mi alma. Siempre hice los ejercicios de manera presencial, desde el año 2014, pero bueno ahora no he podido viajar a hacer presencial, asi que los estoy siguiendo con ustedes, y estoy muy contenta y agradecida.

  30. Maria Victoria Cano Roblero.

    Buenas noches Padre.
    Dios es nuestra fuerza, sin El nada podemos hacer. Y es en nuestra debimidad cuando somos mas fuertes. Por eso cuando tengo problemas se que El esta conmigo.

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