¡Recemos!

En este tiempo de Cuaresma quería detenerme en una de las tres obras que la Iglesia, englobando muchas otras, nos sugiere en todo tiempo pero, especialmente, en este tiempo de gracia: me refiero a la oración. No es tan fácil hablar o escribir sobre este tema debido a que es algo tan importante, tan necesario y tan transcendental, que es tratado, comentado, escrito y predicado de manera bien abundante. Parecería que uno está hablando de algo muy trillado… ¿qué católico no sabe que es necesario e importantísimo rezar? Desde aquel velad y orad (Mt 26,41) del Señor a los apóstoles,…

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El que siempre se ríe… (2)

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quien se encuentra con Jesús”[1]. Esta gran verdad que nos enseña el Papa Francisco, puede, para decirlo de algún modo, “palparse” en un Noviciado. Sigamos entonces con esta característica, la alegría, tan propia de un novicio, pero que según aquel “siempre seré novicio” de San Bernardo, debería ser propio de todo religioso, y más aún, de todo cristiano, como lo decía Chesterton: “La alegría, que era la pequeña publicidad del pagano, se convierte en el gigantesco secreto del cristiano”[2].“La historia de los apóstoles, los primeros religiosos, se abre…

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El que siempre se ríe…

Leyendo, tiempo atrás, un libro sobre los maestros de novicios, encontré una definición que me hizo abrir los ojos con respecto a una de las características de este particular grupo de personas que comienzan con la vida religiosa. La definición, antigua y un tanto jocosa, dice así: “Novicio es el que siempre se ríe y todo lo rompe”, y estaba escrita en un transparente latín: “Novitius est ille semper ridens et omnia rumpens”[1]. Que el novicio “todo lo rompe” era algo para mí por demás sabido, ya que cada “rotura” pide del maestro un acto de paciencia, que no siempre…

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¿Qué nos distingue de ellos?

Muchas veces he pensado y repensado cuáles son las cosas –o mejor cual es la cosa: virtud, actitud, etc.– que nos distingue de los santos, de aquellos ¡hombres de los que no era digno el mundo! (Heb 11, 38). A ellos tenemos que imitar y tener siempre como referentes. Comenzando la Cuaresma, tiempo especial de conversión –o sea tiempo especial de búsqueda de la santidad–, fijar más la mirada en ellos es casi una necesidad; teniendo en cuenta aquello de que “los santos no son los que nunca cayeron, sino los que siempre se levantaron”[1]. Buscando entonces “lo distinto”, he…

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Lo que me enseñó la montaña (2)

Seguimos comentando algunas cosas aprendidas en las convivencias en la montaña junto con seminaristas y novicios. En camino: en los senderos, llamados “picadas”, existen marcas denominadas “pircas”; algunas están hechas con pinturas en los árboles, otras -en las partes más altas, donde ya no hay árboles- son pequeños montículos de piedras, a veces también pintadas y con un trozo de rama en la punta. Si el sendero es bastante transitado y, por tanto, está bien marcado, estas pircas pasan casi desapercibidas o forman parte del colorido y del folclore de la caminata o del ascenso pero, si el sendero es…

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Lo que me enseñó la montaña

He nacido en el llano, en plena pampa Argentina, de ahí que mis contactos con la montaña durante mi niñez y juventud, han sido prácticamente nulos. La cosa cambió, y no poco, al ingresar a la vida religiosa. Hice mi postulantado en la convivencia de novicios y seminaristas en Bariloche, hermosísimo lugar de montañas y lagos al sur oeste del país. Así fue que a pocos días de comenzar la nueva experiencia, me encontré con una mochila de varios kilos sobre los hombros, bajo un radiante sol de febrero, sediento y subiendo una pedregosa montaña. Menos mal que me lo…

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¡Un milagro en treinta días… seis veces!

Dios mediante, dentro de poco menos de un mes, dejaré de ser Maestro de Novicios, y entre las muchas gracias que el Señor me ha otorgado con este oficio, una no menor, es haber tenido el privilegio de predicar seis veces Ejercicios Espirituales de un mes –terminé los últimos hace escasos días. Se trata de los Ejercicios Espirituales llamados “típicos” y que San Ignacio recomendaba no darlos a cualquiera (para no perder el tiempo). De hecho, dejó escrito que son raros los hombres –raris hominibus– a quienes se les pueden dar los Ejercicios enteros. Y esto, como veremos, porque las…

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Madre, ¡sólo un suspiro!

Madre mía, sólo te pido una cosa: un suspiro. Tanto necesito de tu Hijo y tantas veces se lo he pedido; tengo fe de que Él escucha nuestras súplicas pero Madre, si mis súplicas llegan por medio tuyo, todo será distinto. ¡Un suspiro Madre, sólo un suspiro! No te pido que me mires, ni siquiera soy digno de eso, mira solo a tu Hijo que yo he puesto en esa Cruz y, mirándolo, suspira una vez por mi pobre alma. Ese anhelo, ese deseo tuyo por alcanzarme un favor de tu Hijo que expresarás en un suspiro, Madre mía, vale…

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¡Haberlo sabido antes…!

Más o menos a los 14 años comencé a ir a alguna Misa durante la semana –además de la dominical; no entendía en profundidad de qué se trataba pero sin duda la consideraba una muy buena manera de rezar. Visto en perspectiva, puedo dilucidar en esto un signo de mi vocación. Poco tiempo después, llegó a mis manos un pequeño libro de San Leonardo de Porto Mauricio titulado “El tesoro escondido de la Santa Misa”. No he vuelto a leerlo, por lo cual no recuerdo mucho el contenido, pero sí la tesis principal, la idea que el autor de un modo…

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¿Qué dicen de mí?…

Un alimento muy preciado, un verdadero bocatto di cardinale de nuestro “monstruo yo” que ya mencionamos, es la opinión de los demás sobre cada uno de nosotros, o sea qué opinan de “mí”… sí, otra vez este pronombre personal sale a nuestro encuentro… Es increíble lo condicionados que estamos con lo que piensen, opinen, digan o escriban sobre nuestras personas… Al comenzar estas líneas siento cierto nerviosismo… algo habrá… El respeto humano, el vano honor del mundo, el «qué dirán»… creaturas tan al borde del “no ser” que ni siquiera a veces pueden verse/sentirse/tocarse… un pensamiento, unas letras, un sonido…

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