El hombre obediente…
“Vir obediens loquitur victoriam” afirma la Sagrada Escritura en su edición Vulgata (en latín), en Prov. 21,28b, lo cual suele traducirse tradicionalmente por “El hombre obediente cantará victorias”. Hay tanto de verdad y tanto de Evangelio en esa frase que daría para varios libros (que, de hecho, los hay). Santo Tomás, por supuesto, trata ex profeso sobre esta virtud y cuando se pregunta si un hombre debe obedecer a otro hombre afirma que “en los asuntos humanos, según el orden del derecho natural y divino, los súbditos deben obedecer a los superiores”[1]. Y si resalto “y divino” es porque aún…