Los mártires del Pueyo y una carta que deja huella

Hay lugares que son como tierra santa. Sitios donde, al poner un pie, uno percibe algo distinto, casi invisible, pero real. Lugares donde Dios ha querido dejar una huella especial. Para mí el monasterio del Pueyo es uno de ellos. ¿Qué tiene de especial?

Allí vivieron dieciocho religiosos benedictinos –la mayoría sacerdotes–, y durante la persecución religiosa en España en 1936, fueron apresados y martirizados. Su único delito: ser religiosos.

Con eso ya alcanzaría para hacer notar que “no es un lugar más”. Pero hay un detalle no menor. En todo altar siempre hay algunas reliquias de santos, pero en el del monasterio del Pueyo se encuentran los sagrados restos de estos campeones de la fe. Es muy difícil celebrar la Santa Misa o hacer Adoración al Santísimo o simplemente rezar un rato allí, sin que, de algún modo, esas santas reliquias griten en voz imperceptible al oído, pero totalmente clara al alma lo que de algún modo quisimos dejar sentado en este blog hace 3 años atrás[1]. Y esto hace que sea sin duda un lugar muy especial.

Este 30 de agosto pasado estuvimos nuevamente allí, después de unos hermosos días de convivencia que darían para otro escrito. Llegamos el día anterior y durante el rezo de maitines (parte de la Liturgia de las horas que se reza de noche o a la madrugada), me tocó providencialmente leer la carta de uno de los seminaristas, Aurelio Boix, de apenas unos días antes de ser asesinado. Tuve que hacer uso de la “profesionalidad” que nos enseñó nuestro fundador para no quebrarme de emoción varias veces mientras leía.

Esa carta es el motivo principal de este post, y aquí se las dejo completa, no sin antes recordar estas palabras del Catecismo:

El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza[2].

Ahora sí, para meditar…

A mis queridos padres y hermano desde el convento de Padres Escolapios de Barbastro, a 9 de agosto de 1936.

Padre, madre y hermano de mi corazón: Si esta mi carta llega a sus manos, el portador de la misma les contará de todo el proceso; yo me limito a unas líneas. Hace 18 días que estamos casi todos los del Pueyo detenidos en esta prisión. A pesar de las garantías que se nos dan, como medida de prevención, quiero dedicar unas palabras a los seres que me son más caros. En noches anteriores se han fusilado unas 60 personas; entre ellas muchos curas, algunos religiosos, tres canónigos, y esta noche pasada al Sr. Obispo.

Conservo hasta el presente toda la serenidad de mi carácter; más aún, miro con simpatía el trance que se me acerca: considero una gracia especialísima dar mi vida en holocausto por una causa tan sagrada, por el único delito de ser religioso. Si Dios tiene a bien considerarme digno de tan gran merced alégrense también ustedes, mis amadísimos padres y hermano, que a ustedes les cabe la gloria de tener un hijo y hermano mártir de su fe.

La única pena que tengo, humanamente hablando, es la de no poder darles mi último beso. No les olvido y me atormenta el pensar las inquietudes que ustedes sufren por mí.

Ánimo, mis amadísimos padres y hermano, al lado de su aflicción surgirá siempre la gloria de las causas que motivaron mi muerte. Rueguen por mí, voy a mejor vida.

Padre mío muy amado: la entereza de su carácter me da la completa seguridad que su espíritu de fe le hará comprender la gracia que el Señor le otorga. Esto me anima muchísimo: le doy el beso más fuerte que le he dado en mi vida. Adiós, padre, hasta el cielo. Amén.

Madre idolatrada: Yo me alegro sólo al pensar la dignidad a que Dios quiere elevarla, haciéndola madre de un mártir. Esta es la mejor garantía de que los dos hemos de ser eternamente felices. Al recuerdo de mi muerte acompañará siempre esta gran idea: “un hijo muerto, pero mártir de la religión”. Que Dios no pueda imputarme más crimen que el que los hombres me imputan, ¡ser discípulo de Cristo! Madre mía muy querida, adiós, adiós… hasta la eternidad. ¡Qué feliz soy!

Hermano mío muy caro: En poco tiempo ¡qué dos gracias tan señaladas me concede mi buen Dios! ¡La profesión, holocausto absoluto… el martirio, unión decisiva a mi alma!

Amor! ¿No soy un ser privilegiado? Esto es lo más íntimo que tengo que comunicarte.

Las cartas adjuntas, al extranjero, envíalas con una relación extensa de mi prisión, etc.; ya te pongo bien clara la dirección; certifícalas.

El último beso, mi hermano, el más efusivo.

Mi despedida postrera a la familia, son unas palabras de felicitación tanto para mí como para ustedes.

Que Dios proteja siempre la familia que ahora agracia con un favor tan señalado.

Su hijo que les ama con amor eterno.
Aurelio Ángel.

¿Qué más se puede agregar? «Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan por mi causa… Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo» (Mt 5,11-12).

 

La grandeza y el testimonio de los mártires es incontestable. Pero ellos son deudores. Allí estaban y alcanzaron el martirio gracias a la Reina de los Mártires: la Virgen del Pueyo, causa principal de ese monasterio milenario.

Y sí, como toda victoria cristiana, también esta tiene “sabor” mariano. Que María Santísima nos alcance la gracia de vivir con coherencia, de morir con fe, y de entrar un día en la gloria que los mártires ya gozan. Totus Tuus!

¡Ave María y adelante!

  • Las fotos que ya compartimos en el post anterior: aquí.
  • Debajo un video sin editar que hicimos años atrás con el

 

[1] El martirio como posibilidad real

[2] CEC n. 2473.

6 comentarios:

  1. Diana Peregrina Carrizo

    En tan pocas palabras,cuánto amor a la familia y total entrega a Dios ; cualquiera pensaría en cuántas cosas diría o escribiría en esos últimos momentos, y no es necesario pero hay que ser Santo para tan corta despedida o un » hasta luego» en la certeza de una vida eterna.
    Gracias padre Gustavo .

  2. Fanny, Mar Adentro, IVE

    Wooooooow Padre qué hermoso!!!🥳🎉🥳🎉🥳🎉🥳🎉🥳🎉🥳🎉🥳

  3. Hermoso articulo sobre los martires del Pueyo! Gracias padre Gustavo, por su dedicacion y por compartir esta riquesa que nutre nuestra fe. Dios le siga bendiciendo!!!

  4. teenagesuperblycf7daabdfb

    Gracias Padre Gustavo. Alcanzar tal grado de Amor que gracia tan grande, el dolor transformado, el calvario soñado solo por los realmente enamorados.
    Dios nos conceda la gracia de querer querer amar tanto a Dios.

  5. Que belleza de carta. ¡Me sacó las lágrimas de la emoción! Que los Mártires de Barbastro rueguen por nosotros!

  6. Cuánto amor a Nuestro Señor!! Y qué alegría leerla, nuestro altar de Carrodilla (San Rafael) tiene reliquias de ellos.. gracias Padre!

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